De la misma manera que el conocimiento de palabras individuales no basta
para comprender cómo funcionan las oraciones gramaticales en un
idioma, el conocimiento de la oración gramatical no es suficiente
para comprender cómo funciona el idioma en el nivel de discurso.
Cada nivel de la estructura de un idioma se organiza conforme a sus propias
reglas o principios. La forma gramatical de la oración permite
una variedad de estructuras, pero su importancia en la comunicación
de tales estructuras frecuentemente requiere una comprensión de
la organización del idioma a nivel del discurso.
Aunque los diferentes niveles del idioma pueden tener ciertas clases
de organización en común, es comprensible, e incluso predecible,
que existan ciertas diferencias en otras. Un indicio de esto lo encontramos
en un comentario de Kenneth L. Pike (p.c.): “Las reglas de la gramática
se vuelven más rígidas conforme uno desciende del nivel
del discurso al párrafo, a la oración, a la cláusula,
y a la palabra.” En contraste con la gramática de la oración,
los principios de organización del discurso tienden a ser menos
rígidos, más directos para mostrar los efectos del proceso
cognitivo, más directos para reflejar el contenido que se está
comunicando, y más universales. Estas propiedades se relacionan
entre sí. La naturaleza más rígida —como regla—
de las estructuras en el nivel más bajo parece ocurrir principalmente
porque estas estructuras ocurren con mayor frecuencia: en un sólo
discurso puede haber docenas de oraciones y cientos de frases. Mientras
más frecuente sea una construcción, más convencional
(fija, atada a reglas) tiende a ser su organización. Por eso el
discurso organizado, a menudo se expresa mejor por principios y no por
reglas. Estos principios generalmente derivan de propiedades cognitivas
y reflejan el contenido del discurso de una manera relativamente transparente.
Puesto que las propiedades cognitivas y los elementos comunes del contenido
son altamente universales, se puede esperar que la organización
del discurso sea más universal que la estructura de la oración
gramatical. Es cierto que muchos aspectos de la gramática de la
oración reflejan influencias cognitivas y conceptuales similares,
pero en muchos casos eso sólo es verdadero en un sentido diacrónico,
conforme cambia la explicación funcional del idioma. La organización
del discurso, mucho más que la gramática de la oración,
tiende a reflejar influencias cognitivas y conceptuales en las decisiones
comunicativas del hablante en el momento de establecer la comunicación.
Aunque la estructura del discurso es altamente universal, existen diferencias
importantes en los idiomas. Está claro que los idiomas utilizan
diferentes elementos formales o diferentes patrones para indicar la misma
estructura básica del discurso. En ciertos idiomas (tales como
el hebreo y griego bíblicos) generalmente las oraciones empiezan
con conjunciones como: ‘entonces’, ‘así,’
etc., mientras que en los idiomas europeos, la mayoría de oraciones
sólo empieza con una conjunción bajo condiciones específicas.
Por lo tanto, una traducción de un idioma que comúnmente
usa conjunciones a uno que no las usa, predeciblemente incluirá
menos conjunciones, si la traducción intenta ser lo más
natural posible. Así, la misma estructura conceptual se puede expresar,
no sólo mediante diferentes indicadores formales, sino por una
serie de indicadores fundamentalmente diferentes.
En ocasiones los idiomas muestran diferentes patrones conceptuales así
como diferentes patrones formales. Los idiomas que se extienden a la izquierda
(aquellos cuyas postposiciones y objeto directo generalmente preceden
al verbo) tienden a usar un orden conceptual en el que el material de
respaldo precede al material nuclear. Esto es menos común en los
idiomas que se extienden a la derecha (aquellos con preposiciones y orden
VO). Puesto que ambos idiomas bíblicos —el hebreo y el griego—
por lo general se extienden a la derecha, la traducción a idiomas
que se abren a la izquierda puede necesitar, ya sea la transposición
de material a un orden más natural en la lengua receptora, o usar
indicadores específicos que sigan el orden del texto fuente.
Diferencias tales como las ilustradas anteriormente generalmente sólo
salen a la luz cuando uno examina textos naturales, teniendo en mente
las preguntas apropiadas. Las diferencias en la organización en
el discurso a menudo se correlacionan con propiedades tipológicas
del idioma, o con propiedades que son comunes dentro de la familia lingüística.
El no reconocer tales diferencias en la traducción, puede resultar
en falta de naturalidad (“extranjerismo”), e incluso en dificultades
de comprensión. Ni siquiera los nativos pueden reconocer la fuente
de tales dificultades, o cómo corregirlas. En el proceso de traducción,
las diferencias de organización a menudo salen a la luz sólo
después de que se ha hecho la traducción inicial. Al llegar
a este punto, la tarea de una corrección consistente exige un conocimiento
consciente de los patrones del idioma a nivel del discurso; conocimiento
que tiene un alcance más allá de la intuición del
nativo hablante. Este conocimiento consciente de los patrones del discurso
es el propósito del análisis del discurso.
Las oraciones tienen gramática básica, entonación,
modalidad y otras clases de organización. En el discurso también
se tienen varias clases de organización, tales como las que se
muestran a continuación.
• Géneros (tipos de texto): Diferentes
tipos de textos tienen diferentes patrones de organización. Uno
no esperaría que una carta, por ejemplo, tenga la misma estructura
organizacional que un cuento folclórico. Los géneros tienen
un propósito particular social o cultural, por un lado, y un conjunto
característico de propiedades formales o conceptuales por otro.
Algunos géneros son básicos, generales, y ampliamente extendidos
entre los idiomas; otros son altamente específicos. Cuando los
que escuchan o leen, perciben que un discurso muestra cierto género,
sus expectativas para ese género guían su interpretación.
• Manera de producción (estilo y registro):
Los hablantes u oyentes a menudo tienen maneras características
de expresarse, dentro de las normas amplias del idioma; esto produce variación
de estilo. Además, el hablante o escritor se expresará de
manera diferente en diferentes circunstancias sociales, usando las formas
lingüísticas que se consideren las mejores para las circunstancias.
Esas son las diferencias de registro. La selección del léxico,
oración gramatical, y los patrones del discurso, a menudo reciben
la influencia del estilo y el registro.
• Medio de producción: Un cuento, u otra
clase de texto, puede ser transmitido de forma diferente, dependiendo
de si es escrito u oral. Incluso en una sociedad recién alfabetizada
el material escrito tiende a ser diferente de maneras predecibles del
material oral. El material escrito, por ejemplo, tiende a tener menos
repetición y más complejidad de sintaxis que el material
oral. La traducción tiende, por lo regular, a seguir patrones escritos,
pero si se usa principalmente en lectura oral, puede tener una combinación
singular de características.
• Unidades de discurso y discontinuidad: Una oración
no es una sucesión simplemente lineal de palabras. De igual manera,
el discurso no es una simple sucesión lineal de oraciones. Tiene
una organización jerárquica; las oraciones se agrupan en
unidades mínimas de discurso (frecuentemente llamadas “párrafos”
incluso en el material oral), que a su vez se agrupan en otras unidades
de discurso, y así hasta el nivel del discurso completo. Las unidades
de discurso poseen una estructura interna, a menudo de clase predecible.
Un párrafo narrativo, por ejemplo, comúnmente empieza con
una indicación de un nuevo tiempo o lugar, y contiene pasos que
corresponden a los sucesos principales. En el límite entre unidades
de discurso, el que habla o escribe generalmente indica cambios en dimensiones
(para la narración) tales como tiempo, lugar, participantes y tipo
de acción.
• Clases de información: Un discurso contiene
información de diferentes tipos, distinguibles tanto en rasgos
formales como en funciones. Una distinción fundamental es el material
de trasfondo y el principal. En la narrativa, por ejemplo, los sucesos
más importantes generalmente se expresan con verbos de acción
y con aspecto perfectivo. En cambio, el material de trasfondo: las explicaciones,
la descripción de participantes, los resúmenes, etc., generalmente
se expresan con verbos de estado, o con verbos de acción con aspecto
imperfectivo. Los diferentes tipos de información tienden a presentarse
en lugares característicos: las descripciones de los participantes
hacia la primera unidad de la narrativa o en otras unidades mayores, y
los resúmenes hacia el final, etc. Comúnmente, hay indicadores
reconocibles cuando uno pasa de la información de trasfondo a lo
principal y viceversa.
• Organización conceptual y temática:
Dentro de un género dado, la estructura lingüística
de las unidades de discurso tiende a seguir patrones característicos
(esquemas de discurso). Un párrafo narrativo, por ejemplo, por
lo regular muestra una trama cuyas fases son sucesos que siguen una secuencia,
en un momento o lugar determinado. Frecuentemente la trama se construye
con un tema, un concepto que es relevante para cada uno de las fases de
la trama por medio del cual el narrador muestra un interés especial.
El tema de un discurso es un tema nominal.
• Estructura de información: La misma
información proposicional generalmente se puede expresar de maneras
diferentes, dependiendo de los elementos que se espera conozca el oyente,
o lector, antes de ser mencionados; y también del elemento se quiere
que produzca el mayor efecto en lo que el oyente o lector sabe (el enfoque).
La estructura de la información típicamente incluye sintaxis,
entonación y señales morfémicas. Una característica
del enfoque, es que tiene el acento nuclear en la entonación. El
expositor, o escritor, que es hábil en este aspecto, hace que sus
oyentes o lectores capten su mensaje con mayor facilidad.
• Patrones de referencia: La referencia a los elementos
nominales se hace en forma diferente, dependiendo de si están siendo
mencionados por primera vez, si se les menciona más adelante, o
si se les vuelve a mencionar después algún tiempo. La introducción
de nuevos elementos nominales generalmente requiere una codificación
“compleja”. La mención de un nuevo elemento requiere
una codificación intermedia, en tanto que para referirse a un elemento
“activo” con frecuencia se logra con una codificación
mínima. En algunos idiomas la codificación mínima
es un pronombre; en otros, se logara con codificación “cero”.
Además, los temas establecidos del discurso —elementos que
son temáticos en una cierta unidad de discurso— se pueden
mencionar a través de maneras especiales, por lo general con una
forma particular de codificación mínima. Por consiguiente,
las entidades temáticas, una vez establecidas, ya no requieren
sino una codificación mínima.
Estas y otras clases de organización de discurso sólo se
pueden descubrir al analizar el material de un texto que se ha producido
naturalmente. Darse cuenta de los diferentes parámetros de organización
del discurso es un buen punto de inicio. Las metodologías específicas
también pueden ayudar. Hace dos generaciones se pensaba del análisis
del discurso como un aspecto misterioso, que quedaba fuera del ámbito
de la lingüística. Incluso los lingüistas altamente capacitados
no estaban dispuestos a aventurarse en ese terreno. Aunque todavía
existe mucho por aprender, el análisis del discurso está
siendo cada vez más accesible para los lingüistas estudiosos
en el campo. Tal como se indicó anteriormente, más allá
del análisis gramatical y léxico básico, el análisis
de la estructura de un idioma a nivel de discurso, es probablemente el
aspecto que puede ser de mayor utilidad para la traducción misma.
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